¿Qué clase de capitalismo construyeron?

Vladimir Soloveitchik
Dentro de nuestra contribución al estudio de los "Cien años" es importante ver en qué está hoy la sociedad rusa y cómo se ven a sí mismos, en especial comparando la situación actual con la de los últimos años de la Unión Soviética. A su vez, vemos que hay una continuidad en los episodios de la lucha de clases entre un período y otro, y eso es fundamental para comprender la naturaleza de estos dos sistemas sociales y su transformación de uno en otro. A esos efectos, aportamos acá un material de un académico ruso que acaba de ser publicado.

Fuente: Rabkor.ru : http://rabkor.ru/columns/analysis/2017/07/17/not-impressed/​

Hace tres décadas, el Pleno de junio de 1987 del Comité Central del PCUS abrió el camino a las transformaciones de mercado, abandonando la economía planificada soviética de entonces. La línea política del CC del PCUS fue formalizada en decisiones del Consejo de Ministros de la URSS. Se suponía que la dirección soviética quería resolver el problema de la escasez de bienes de consumo, para ampliar su gama y mejorar la calidad y así establecer un funcionamiento estable en producción de bienes y servicios. Estas esperanzas no resultaron justificadas. Veamos cuáles son en la práctica los resultados de las tres décadas de reformas de mercado en nuestro país, como consecuencia de las políticas económicas que se emprendieron.

Las consecuencias más importantes de las decisiones tomadas hace treinta años fueron, casi inmediatamente:

    La formación de una específica "Economía Komsomol” a través de la creación de las estructuras utilizadas por decisión de la nomenklatura gobernante como forma de legalizar la inversión de sus ahorros privados en cooperativas en el sistema juvenil de investigación en ciencia y tecnología ("la forja de futuros oligarcas y privatizadores ");

    La creación, desde 1987, de empresas conjuntas de miembros de la nomenklatura con socios extranjeros, acompañadas por la retirada de activos en el exterior;

    La liquidación del sistema soviético de monopolio bancario por el cual el Consejo de Ministros de la URSS controlaba directamente al Banco del Estado de la URSS y a través de él a los bancos especializados, creando un sistema bancario de dos niveles y retirando los bancos en 1988 del control del Estado, y pasando luego a ser corporativizados; como hongos después de la lluvia aparecieron nuevos bancos comerciales;

    Pasar la producción de energía a propiedad de miembros de la nomenklatura a través de convertir las actividades de los ministerios y departamentos que lideraban en emprendimientos privados de propiedad estatal, que luego fueron corporativizados (el futuro presidente del gobierno burgués de la Federación Rusa, Viktor Chernomyrdin, hizo tempranamente esa transición en agosto de 1989).

Después del colapso del Comité de Emergencia del Estado y la liquidación del PCUS, los "ganadores de agosto de 1991" se embarcaron en el camino de las reformas liberales de mercado que, dada la actual división del trabajo dentro del mercado capitalista global, no podría ser una transición a un alto desarrollo, al capitalismo del "centro", cuyo núcleo es el G7. Los productos de la industria manufacturera nacional no fueron admitidos en el mercado global por las corporaciones transnacionales, y las empresas de energía y metalurgia suministraron sus productos a los "centros" globales, integrándose así a sus cadenas de producción. Así nuestro país se ha convertido en una periferia dependiente y atrasada de este "centro".

Este proceso fue acompañado por la transición a una estructura simplificada de producción con bajo valor agregado y la transformación de las relaciones sociales mediante el empobrecimiento del grueso de la población, creando un ejército de reserva de mano de obra barata, generalmente manual, engordando a la burguesía compradora, proveedora de recursos naturales y humanos baratos de nuestro país.

La acelerada privatización desde arriba, emprendida por las autoridades burguesas con fines políticos, fue para crear nuevos capitalistas capaces de formar una nueva clase de propietarios privados, que eran empresarios subterráneos en tiempos de la URSS, "la economía en las sombras”, elementos francamente criminales y parte de la intelectualidad liberal "de vena emprendedora". Para hacer frente eficazmente a los trabajadores y evitar una nueva revolución, una "venganza comunista", lo que hizo a la burguesía rusa extremadamente ineficiente, centrada en la exportación de capital al extranjero, depredadora en los métodos de gestión.

En esta situación no es tan importante el control formal  sobre los activos de las empresas como el real, que los capitalistas locales logran mediante sus lazos con los funcionarios del gobierno, con o sin  uniforme, convirtiendo al Estado burgués en el mayor actor de la economía. La regulación de los flujos financieros, la expansión de los servicios de seguridad, los vínculos de corrupción con los funcionarios del gobierno, los métodos criminales y violentos para "resolver problemas", son las características más evidentes del capitalismo periférico moderno en Rusia.

Vemos que el desarrollo industrial de la Federación Rusa en comparación con la RFSSR [República Federativa Socialista Soviética Rusa, parte principal de la URSS] se enlenteció considerablemente, la participación de la industria en el valor agregado total se redujo drásticamente. Al mismo tiempo, en el valor agregado en la industria aumentó la proporción de las industrias primarias, la producción fabril cayó, la gama de productos ha disminuido significativamente y también el nivel de cooperación intersectorial, y la brecha tecnológica ha causado a su vez la transición a patrones mucho más primitivos de producción. La inversión (y, en consecuencia, la renovación de los activos fijos) comenzó a darse en las industrias orientadas a la exportación, con un bajo grado de procesamiento de las materias primas y, por lo tanto, con un bajo valor agregado (energía,  metalurgia, silvicultura, agricultura). Son estos últimos sectores los que determinan el saldo positivo de la balanza comercial de la Federación de Rusia con el exterior, que proporciona la exportación.

Los ingresos netos del comercio exterior no se invierten en la renovación de los activos fijos de la economía nacional de la Federación Rusa, sino que estimulan una exportación masiva de capital al exterior, aportando así a las economías de los países del "centro" del capitalismo global de mercado. Los grandes capitalistas buscan extraer lo máximo de ingresos lo antes posible y lograr el beneficio neto, llevarlo al extranjero a través de las cadenas de las empresas con sede establecida "offshore". El régimen es sencillo y elaborado hace mucho tiempo: los propietarios venden los productos de las empresas rusas que controlan a estas empresas intermediarias que ellos mismos fundaron, a precios muy inferiores a los precios de mercado. Los ingresos procedentes de la posterior reventa de bienes, ya a precios de mercado, llegan finalmente a las cuentas "offshore" de los propietarios. Esta política de los capitalistas nacionales no sólo demuestra lo que realmente es la retórica "patriótica" del poder burgués, sino que también conduce a una mayor constricción del mercado nacional interno, limita las inversiones en el desarrollo de los activos fijos y la renovación de la producción.

La dependencia de Rusia de las instituciones financieras mundiales y de los grandes bancos de los países "centrales" está creciendo: ya el año pasado la deuda externa agregada de nuestro país (deuda pública y deudas de las estructuras comerciales) representaba el 43% del PIB. (La deuda del Estado representa el 12% del PIB). Mientras se mantenga el ritmo actual establecido en el presupuesto federal trianual aprobado, el gasto sólo en el servicio de la deuda pública de la Federación de Rusia ascenderá al 92% del total gastado en educación y salud del presupuesto federal en 2019.

En estas condiciones, los ingresos presupuestales totales caen sistemáticamente (en 2017 las pérdidas del presupuesto federal ascenderán a más de 3 billones de rublos con relación a 2011), lo que dado el papel del Estado burgués en la vida económica del Federación de Rusia, prácticamente anula todas las reformas estructurales declaradas a viva voz. Reduciendo los costos de inversión en el presupuesto federal, el gobierno de la Federación Rusa obviamente reduce el papel del Estado en la esfera de la inversión y en la gestión de los procesos económicos, y se niega a influir en el desarrollo de la economía, tanto en su conjunto como en sus sectores en particular. Y a finales de 2015 la tasa de depreciación de los activos fijos superó por primera vez el 50%.

Al mismo tiempo en este año sólo el 0,8% del volumen total de inversión en activos fijos se destinó a la producción de maquinaria y equipo. Estando ya por debajo del nivel mundial, los costos del capital humano y de la ciencia se reducirán en los próximos tres años del 1,67% al 1, 33% en relación al PIB total. Esto retrasará más el crecimiento económico a medio plazo y dificultará la modernización de la economía nacional de la Federación Rusa. En el contexto de disminución de la inversión en activos fijos, la productividad del trabajo disminuye. Especialmente crítica es la reducción de la modernización de la infraestructura de transporte en todo el vasto territorio de nuestro país. Así, si en 2014 se construyeron o reconstruyeron más de 500 km de caminos federales, en 2015 fueron 369 km y 280 km en 2016. En cuanto a las rutas no federales, su financiación de los fondos de la carretera es sólo el 13% de lo necesario.

Las tendencias desfavorables de la economía llevan a una reducción de los ingresos reales de los ciudadanos rusos. El poder adquisitivo real de los salarios todavía no ha alcanzado el nivel soviético. Por otra parte, los ingresos reales de la población han disminuido casi un 20% desde el otoño de 2014 y siguen bajando, en el primer trimestre de este año se redujeron otro 0,2%, y el poder adquisitivo real de los salarios en un 0,4%, a pesar del pago de 5000 "partidas por única vez”. Con esta caída de ingresos salariales la desigualdad social ha aumentado drásticamente, la demanda de los consumidores está cayendo constantemente, lo que a su vez enlentece aún más el desarrollo económico. Los problemas en el mercado de trabajo se agravan: en marzo de 2017 159.000 personas ingresaron a la condición de desempleados, y sólo 82.000 personas consiguieron trabajo en el mismo mes.

Treinta años después del inicio de las reformas de mercado en nuestro país vemos sus resultados: declinación de la industria manufacturera a favor de la industria extractiva; exportación de productos de bajo grado de transformación de materias primas y la importación de bienes con un alto grado de la misma; exportación sistemática y en gran escala de capital; empobrecimiento masivo de la población y formación de un ejército de reserva de mano de obra barata; formación del capital comprador actuando en un papel poco productivo como mediador en la explotación de los recursos naturales y nuestra población, en interés del "centro" del capitalismo mundial. El actual modelo económico es ineficiente, tiene muy poco potencial de modernización, no puede garantizar la capacidad de defensa ni la independencia genuina de la Federación de Rusia.


>> Vladimir Soloveitchik nació en Leningrado en 1964. Tuvo educación superior en Alemania. Trabajó en una de las asociaciones de producción científica de Leningrado, sirvió en el ejército soviético. Desde 2004 se dedica a actividades de derechos humanos en las filas del Movimiento Petersburgo de Iniciativas Ciudadanas.


En Blog: https://n0estandificil.blogspot.com.uy/2017/08/que-clase-de-capitalismo-construyeron.html

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