Hay pocas cosas
tan ensordecedoras
como el silencio

Mario Benedetti (1)
Una opinión personal

​Dos silencios ensordecedores.
Uno, las violaciones perpetradas por militares uruguayos en "misiones de paz".
Dos, el Gran Hermano militar en "democracia".

Luego de su discurso en una "reunión de alto nivel" en la ONU sobre "prevención de explotación y los abusos sexuales" en misiones de paz, en el que se extendió en protocolo, medidas preventivas, paternidad, género, seguimiento, cursos, certificaciones, etc etc erc, Tabaŕé Vázquez (2) al salir, ante una pregunta "sugestiva" de un periodista uruguayo, dijo muy brevemente, allá por el final, que "todos recordamos el lamentable caso ocurrido en Haití".

Pero en toda su exposición previa tuvo buen cuidado de acordarse de olvidar el caso del joven haitiano Johnny Jean, violado en 2011 por marinos uruguayos en la base naval de Port Salut. Y ni hablar del verdadero tratamiento que tuvo de acuerdo a los protocolos realmente existentes: intento inicial de encubrimiento negando todos los hechos por parte de los mandos militares, farsas versiones, investigaciones internas que no encontraron nada, intento de intimidación a la víctima también por el propio ministerio de Defensa (junto con el "arropar" a los acusados en todas las formas posibles, en el inevitable proceso judicial que siguió).

Ni palabra sobre los numerosos casos de violaciones en el Congo mantenidas durante largo tiempo y silenciadas lo más posible ya que no había en este caso -como sí en el de Johnny Jean- un video en youtube que mostrase la violación en todo el mundo. Un video filmado por los propios violadores agregando la jactancia al delito "entendida como una condición o característica cultural" (de esas misiones militares, Dr Dixit)

Menos aun sobre el suicidio en 2012 de un marino uruguayo que acababa de retornar de la misma base naval de Port Salut donde había sido vejado por sus propios camaradas de armas en forma similar a Johnny Jean, y luego llevado al suicidio porque el acoso y la vejación continuaba luego de su retorno a través de las redes sociales, con fotos y videos aberrantes difundidos en el entorno de la víctima.

Acordarse de olvidarlo, porque Tabaré Vázquez había ido a la ONU a pedir plata para los muchachos cuya actividad mercenaria viene decayendo, mermando los ingresos por la disminución de misiones y provocando problemas financieros al estado uruguayo en mantener a estas fuerzas armadas parásitas. Pedir algunos pesos era lo importante, todo lo demás es envoltorio. Y en ese contexto, "mejor no hablar de ciertas cosas".

Bastante sonido a hueco tiene el palabrerío, aunque para palabras huecas es que se hagan estos "alto nivel" de la ONU, precisamente.

Segundo caso de silencio estruendoso: La investigación sobre el espionaje militar en democracia. 

Si ambas cosas son ejemplos de como las fuerzas armadas son un estado dentro de otro estado, que condiciona y arrastra las decisiones del poder civil al que deberían subordinarse, y si ambas cosas son delictivas, hay una diferencia.

Los actos de violaciones sexuales y abusos por efectivos militares son delitos individuales. La política institucional aquí es encubrir o quitar importancia o consentir esos delitos individuales, y en todo caso sostener una cultura militar, una idiosincrasia militar, que indirectamente es caldo de cultivo propicio para esos delitos. Pero no dejan de ser delitos individuales, o lo más como en el caso de Johnny Jean, de una pequeña patota de militares. No podemos hablar de las violaciones sexuales en misiones de paz como una política institucional, deliberada, planificada, estratégica, de las fuerzas armadas como tales. El espionaje militar sí lo es.

Esto resultaba obvio desde el primer momento, desde que apareció hace más de diez años el primer archivo de documentación sistemática de esta actividad. Después apareció otro más. En todo ese período tuvimos comisiones de investigación histórica, discusiones sobre el posible manejo de la información, y seminarios entre cuatro paredes. Al final un periodista, Samuel Blixen, publicó en Brecha una parte de esos documentos, sin filtrar, sin indexar, sin cuidado hacia las víctimas, lo que motivó varias críticas.

De los que cuestionaron la actitud de Blixen -algunos integrantes de esas comisiones de investigación que a su vez quieren saber de dónde obtuvo Blixen todo eso- no voy a decir ni palabra porque tan estúpido no soy. De algún lado salió eso, y si yo estuviese en el lugar de algunos de esos investigadores, harto ya de diez años de debates ridículos, en algún momento le pasaría los datos bajo cuerda y al mismo tiempo le diría "Mirá Bolita que yo voy a salir públicamente con bombos y platillos a cuestionarte duramente y a preguntar de dónde sacaste los datos". Obvio.

Y es obvio también, lo mejor es enemigo de lo bueno. Si querían hacer todo prolijito bastante tiempo tuvieron, y si las trabas y diferencias hacen imposible esa forma, bienvenida la desprolijidad de la vida.

Que el interrogante se vuelva hacia las autoridades civiles de todo este tiempo era inevitable, y se creó una comisión investigadora parlamentaria. Se fue produciendo el desfile, y las respuestas de los sucesivos ministros, que -para vergüenza- repitieron todos a aquel ministro pionero: "No tengo conocimiento". 

La comisión investigadora fue lentamente avanzando en el tiempo y bajando los escalones jerárquicos hasta llegar a los militares que estuvieron directamente involucrados en la dirección de los organismos de inteligencia. Y se llegaron a dos situaciones.

Es corriente escuchar quejas de que los delincuentes en los juzgados "entran por una puerta y salen por la otra". 

Pero en este caso, algunos de los militares citados ni siquiera se acercaron a la puerta, no concurrieron. La comisión investigadora pide ahora al ministerio de Defensa que se haga cargo de hacerlos comparecer. Es la misma autoridad ministerial que dijo que esas actividades de espionaje ilegal no existen EN EL PRESENTE, y no dijo ni palabra sobre si existieron o no en el pasado, ni aportó información alguna en un sentido o en otro.

Encubrir delitos es un delito. De modo que todas estas sucesivas autoridades ministeriales, o bien sabían de esas actividades delictivas y las encubrieron de hecho, y las volvieron a encubrir ahora explícitamente al decir que nada sabían, o en verdad no sabían nada y estaban pintados allí, demostrando total incapacidad, lo menos.

Y otros militares a cargo de los servicios de inteligencia fueron a la comisión y declararon.  Esas actividades de espionaje existieron, porque surge de la documentación, porque lo reconocen los responsables directos (3). ¿Autorizó SERPAJ a la comisión parlamentaria a recurrir a la tortura para que hablasen? (4)

Esta confirmación tiene dos elementos a destacar. Una, la confirmación en sí misma de la existencia de esta actividad delictiva. Otra, la caracterización que se hace de ella, a modo de quitarle relevancia tal vez, de que era "una costumbre".  

Dicen que espiaron pero que ¡no saben para qué lo hacían!

Ya hace un tiempo, siendo evidente que la existencia del espionaje militar clandestino no podría ser negada, comenzaron otras versiones en el mismo sentido, quitarle relevancia. Fue caracterizarlo como obra de algún "lobo solitario", que no tenía nada que hacer y no podía abandonar esa costumbre. Pero que no tendría demasiadas consecuencias.

Hoy vemos que no era un lobo solitario sino los lobos en manada. Era una actividad institucional regular, planificada, organizada, usando recursos y personal del estado en forma sistemática, reportando a los superiores y archivando


Podemos adivinar que se buscará de alguna manera argumentar lo mismo: No tiene importancia, era pura rutina de acopio de información, pero no se hizo ningún uso de ella.

El uso que se haya dado es también tema de investigación. Pero a esta información, yo le voy a dar un uso ahora.

Demuestra que las fuerzas armadas constituyen UN ESTADO DENTRO DE OTRO ESTADO. Un estado conspirativo, clandestino, que evade sistemáticamente el control del gobierno formal, que tiene sus propios fines y sus propias reglas. Pero utliza los recursos del estado en el cual se inserta como parásito, sin dar cuentas de ello para nada, y tratando de arrastrarlo en todo lo posible a lo que redunde en su propio beneficio de corporación delictiva. 

Guido Manini Ríos en aquella ocasión de "a los inundados les importa un comino" (5) dijo que "una de las preocupaciones que hoy en día tiene el Ejército, en pro de la defensa de la soberanía nacional, es estar alerta ante la eventualidad de un ataque terrorista en Uruguay".

La última amenaza terrorista conocida ha sido la del llamado "Comando Barneix" formado por militares (retirados o activos) que tomó la forma de amenazas de muerte a varios, incluyendo al ministro de Defensa, y si eso no es terrorismo, y si no afecta la soberanía nacional, no llego a entender qué son esos conceptos. Y no es la primera vez, hubo hace unos años dos atentados con bombas, y un video amenazante de militares contra el entonces presidente Mujica. NADA de esto ha sido objeto de una indagatoria de "inteligencia" que haya tenido ningún resultado. 

La "costumbre" es espiar, y la costumbre es ocultar los hechos, la costumbre es mirar para otro lado y poner excusas, la costumbre es encubrir estos actos delictivos permanentes, continuados y parasitarios del propio estado, la costumbre es precisamente mantener esta complicidad institucional. Y les importa un comino la Constitución, la ley y la verdad.

Esa es la costumbre de los militares, y la costumbre de las autoridades civiles es hacer la vista gorda y "no tener conocimiento". Por eso decimos que la institución militar es UN ESTADO DENTRO DE OTRO ESTADO, PARÁSITO Y DELINCUENTE POR SU PROPIA NATURALEZA.

Pero hay un tercer silencio ensordecedor. Es el silencio político y programático, teórico y práctico de la "izquierda", e incluimos prácticamente a TODOS. El que quiera excluirse, si le interesa, que lo haga.

Estas fuerzas armadas no son recuperables, no se pueden reformar ni profesionalizar ni racionalizar ni redimensionar. Sólo corresponde DESMANTELARLAS TOTALMENTE. Porque además, no se precisan para nada, y por supuesto que menos que nada para "defenderse del imperialismo". Pero si vamos a aterrizar esta propuesta hay un punto concreto e inmediato.

> Desmantelar todos los servicios de "inteligencia militar", ya, totalmente y sin excusas.


(1) Rincón de Haikus 
(2) https://medios.presidencia.gub.uy/tav_portal/2017/noticias/NO_Y321/DISCURSO.pdf
(3) https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/9/oscar-otero-director-de-inteligencia-de-sanguinetti-es-el-primer-militar-que-reconoce-el-espionaje-en-democracia/
(4) http://www.elobservador.com.uy/huidobro-serpaj-si-me-autoriza-torturar-capaz-consigo-informacion-n294483
(5) http://www.subrayado.com.uy/noticias/68283/jefe-del-ejercito-a-los-inundados-le-importa-un-comino-el-golpe-de-estado

En Semanario Alternativas, http://www.semanario-alternativas.info/archivos/2017/9-septiembre/471/PORTADA/Art/Dos_silencios_ensordecedores.html









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