Amb el diari de dilluns a la mà
> UNA OPINIÓN PERSONAL

​El diario del lunes. Después que hablaron los hechos, no diríamos que las palabras "huelgan" pero sí que tienen que trabajar de otra manera. ​ Luego del referéndum catalán hay hechos que no pueden ser desconocidos.


Lo que más me llama la atención es que la mayor parte de las interpretaciones políticas sobre este hecho, a favor o en contra, hablan de algo así como de una lucha entre nacionalismos, y además en una situación en que las condiciones reales no justificarían que existiese un enfrentamiento en ese terreno. O sea: unos y otros estarían todos locos.

Y eso es posible, los conflictos sociales y políticos no están exentos de las locuras colectivas, sobre todo si en un conflicto una locura alimenta a la otra. Aun así, no me parece en este caso.

Voy a proponer otra forma de ver las cosas: Esto NO ES un conflicto nacionalista. 

Si las condiciones económico-sociales no justifican hoy día un conflicto agudo de nacionalidades en países "modernos" como España, si no se justifican allí los esquemas tomados de la historia del Siglo XIX y principios del XX, tal vez lo anacrónico no sea la lucha que allí ocurre, sino la forma en que se la mira. 

Que hay un conflicto, hay. Y si un conflicto de nacionalidad carece de bases ¿no será que es otra cosa?  

Las declaraciones de repudio a los actos de violencia represiva del gobierno español (en algunos casos quedan en el "lamento") no alcanzan, hay que ir al tema de fondo. ¿Por qué recurre el gobierno español a semejante violencia? ¿Son una "torpeza" o son el resultado del conflicto mismo?

En una nota previa (porque hay que hablar antes, o no tiene mucho valor): Cataluña, el derecho al divorcio y la "unidad de la familia obrera", abordé el tema, debido a la discusión que provocaron dos notas de Rolando Astarita, Nacionalismo catalán y un texto de Lenin  y Nacionalismo catalán y respuesta a un crítico.

El conflicto independentista catalán como hecho político, al menos en lo puntual, no deja ningún lugar a dudas en cuanto a por quién tomar partido. Pero cuando se interpreta este proceso histórico desde el análisis conceptual inspirado en el marxismo, hay algunas cosas que no podemos minimizar. Y no se trata en este caso del vergonzoso "marxismo" del que mejor no hablar, Astarita es todo lo contrario, es un teórico de muy alto nivel con el que, digamos de paso, coincido en la gran mayoría de los temas. Pero si la teoría no nos sirve para comprender el significado de las luchas que tenemos delante y tomar una posición correcta ¿para qué la queremos?

Tomar posición hoy del lado de los independentistas catalanes es lo fácil. Entender lo que pasa y por qué, es otra cosa. Pero si nuestro marco conceptual de referencia para entender la realidad nos ubicaría en la vereda del frente... algo está mal.

Resumiendo muy brevemente (porque el tema ya fue tratado en forma más extensa en mi nota previa), los argumentos de Astarita, para sostener que la independencia de Cataluña no es progresiva, son:

> No llevaría a un desarrollo de las fuerzas productivas porque no removería una situación de explotación colonial ni una clase dominante feudal, o sea: no sería un proceso de modernización capitalista.

> No significaría mejoras para la clase trabajadora.

> Podría aparejar rivalidades que romperían la unidad internacional de los trabajadores. Los socialistas no alentamos los nacionalismos.

Son cosas muy diferentes. Las mencioné en el orden en que las coloca Astarita, pero prefiero empezar por el final.

Los socialistas no somos nacionalistas en ningún caso, no alentamos ningún nacionalismo. En este caso, de ninguna manera debemos promover un nacionalismo catalán, estoy de acuerdo.

Eso no significa que los trabajadores catalanes, por no correr el riesgo de alentar un nacionalismo catalán, deban soportar pasivamente la agresión burguesa del estado reaccionario que se viste de nacionalismo español. Toda la ofensiva anti-independentista se apoya en este caso en la ideología del nacionalismo español. Un nacionalismo claramente burgués reaccionario y autoritario, y que no tiene justificación histórica.

Algunos (Astarita, por ejemplo) han planteado que en los conflictos inter-burgueses, los trabajadores deben ser neutrales. ¿Es este el caso?

Vamos ahora al tema del desarrollo de las fuerzas productivas, y al de las posibles mejoras en las condiciones de los trabajadores. No podemos caer en lo que es una de las distorsiones más absurdas del pensamiento de Marx.

Los modos de producción de los que habla Marx, cuya sucesión histórica en sentido progresivo viene con el desarrollo de las fuerzas productivas. son épocas históricas de LARGA DURACIÓN, LAAAAARGA. Es ese el sentido evidente de lo que dice Marx, que en su tiempo debía enfrentar interpretaciones idealistas muy toscas del proceso histórico.  El desarrollo de las fuerzas productivas crea la modificación de la base material de la vida social, y sobre esa base, el progreso civilizatorio en términos generales.

No se refiere a los cambios que ocurren de un año para el otro. No tiene sentido pretender aplicar las interpretaciones del largo tiempo histórico al micro-tiempo político, en el que las cosas ocurren en una dinámica muy diferente. Claro está que el discurso ideológico del progresismo burgués pretende que cualquier "inversión productiva", una planta de producción de pasta de celulosa por ejemplo, va a traer una gran mejora para los trabajadores uruguayos.  pero no nos vamos a tragar ese verso.

Y la recíproca tampoco es cierta. En el largo devenir histórico sí, la mejora de las condiciones de vida de la gente depende del crecimiento de las fuerzas productivas y si eso no ocurre no habrá verdadera mejora material, y si no hay mejora material, planteadas las cosas en términos de gran escala, tampoco habrá mejora en los distintos órdenes de la vida. Salud, educación, cultura, convivencia... Es en ese sentido que somos materialistas.

Pero en el micro tiempo no todas las mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores se deben al desarrollo de las fuerzas productivas materiales. La correlación de fuerzas sociales puede significar cambios que favorezcan o desfavorezcan las condiciones para la lucha de los trabajadores. Esto es algo completamente evidente a partir de la experiencia más corriente. El cambio político que significaría la independencia de Cataluña del reino de España ¿sería favorable o desfavorable? ¡Ya está aquí en el diario del lunes!

Poner una frontera que separe Cataluña de España, ¿traería rivalidades que socaven la unidad de la clase trabajadora?

La imposición autoritaria del Estado español es lo que socava esa unidad, hoy, y alienta las rivalidades. Y para pensar en el mañana tenemos que pensar sobre otras bases. Si decimos "otro mundo es posible" tenemos que demostrar que somos capaces de construir ese otro mundo en base a relaciones solidarias, que no son estas relaciones. La unidad de España no merece ninguna defensa por parte de los trabajadores.  

Veamos ahora lo de la burguesía democrática, el colonialismo, el feudalismo y todo eso. Ver las cosas de hoy en función de los textos de hace un siglo, como ese de Lenin sobre el derecho de audeterminación de las naciones, es medio problemático.

Hace algunos siglos las burguesías europeas impulsaron la construcción de estados nacionales. Eso estuvo estrictamente vinculado al desarrollo del modo de producción capitalista y a la formación de las clases obreras dentro de las formaciones sociales de esos estados nacionales.

Hace un siglo algunos marxistas consideraron la situación de los países relativamente más atrasados, y tomaron diferentes posiciones. Algunos pensaron que en la periferia del mundo capitalista, de desarrollo más débil, se produciría con rezago la revolución democrático-burguesa llevada adelante por burguesías nacionales. Y se pensaba que ese proceso conduciría al desarrollo de la clase obrera y por esa vía, a la lucha por el socialismo. Lenin fue algo escéptico en relación a esas expectativas, pero no las abandonó del todo. Esa coyuntura produjo los textos que ahora se traen.

El balance de lo que realmente pasó no confirma aquellas ideas. Pero más allá de eso, es evidente que hoy las cosas son muy diferentes.

Los estados burgueses nacionales ya no cumplen ese papel. En Europa en especial, el capitalismo ha construido, a partir de las piezas del aparato inter-estatal, un supra-estado continental. Su razón de ser es construir una fortaleza más segura para el capital, un instrumento político de dominación que permita profundizar la explotación de los trabajadores. 

Hoy, ese supra-estado está avanzando hacia una crisis política generalizada. No ha podido resolver adecuadamente las contradicciones inter-burguesas ni tampoco estabilizar esas condiciones de mayor expropiación de los trabajadores, y asoman las resistencias. Por supuesto, avanzan a ritmo diferente.

El descontento de los trabajadores se expresa de muchas maneras. La ultra-derecha busca explotar ese descontento para desarrollar políticas xenófobas y un nacionalismo reaccionario. Pero no todas las clases trabajadoras han reaccionado de la misma manera, ni tampoco en forma homogénea en cada caso. En Grecia la rebelión fue traicionada. En el referéndum italiano o en el Brexit hay mezcla de cosas. En Escocia se avanza con más recovecos. En Francia se está desarrollando en una forma muy interesante. Obviamente, los grandes estados nacionales son escenarios complejos.

Cada caso particular es eso, un caso particular. Una comunidad relativamente autónoma que sea una sociedad moderna y políticamente democrática, con una cultura universalista, fáciles contactos con todo el mundo, y una fuerte tradición de lucha obrera, si cuenta acemás con los instrumentos políticos e institucionales adecuados, puede ser una linda cancha para jugar el partido. Se necesitan algunas cosas.

¿Por qué el estado reaccionario español resiste de esa manera cualquier proyecto de autonomía catalana? ¿Por qué el alineamiento cerrado de todas las burguesías europeas, y EEUU, respaldándolo? ¿Por qué la "comunidad internacional" y los medios de prensa han uniformado así su discurso? ¿Por qué la represión salvaje? 

Es obvio que a ellos la burguesía catalana les importa un pomo. Están pensando en forma estratégica, intentando evitar una posible brecha que permita un avance de los trabajadores en su rebelión. ¡Ellos lo entendieron más rápido que nosotros! La supuesta "separación" de los trabajadores catalanes de los españoles no es una separación, es simplemente que es a ellos que les toca jugar ahora.

La buguesía catalana, a nosotros, también nos importa un pomo. En esas condiciones una frontera no es una división entre los trabajadores. Es una línea defensiva contra la ofensiva burguesa. Una barricada.

¡No tiene nada que ver con el nacionalismo! O con el "ecologismo hippie", como también se ha dicho. Podemos verlo en los catalanes anti-independentistas, que no tienen nada de nacionalista, que se pliegan hoy a la causa de la independencia sin por eso volverse nacionalistas. 

Una oportunidad.

Això és avui Catalunya.
















 

 
 

   


La primera guerra mundial de Internet ha comenzado en Cataluña, ya que el pueblo y el gobierno la utilizan para organizar un referéndum de independencia el domingo, y la inteligencia española ataca congelando enlaces, ocupando los edificios de las instalaciones, censurando cientos de sitios, protocolos, etc.

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